La fiebre del oro del siglo XXI
Desde que estalló la crisis, el número de negocios donde se compra, se vende o se empeña este metal precioso ha proliferado en todas las ciudades españolas, porque el elevado precio del metal precioso en tiempos de crisis se convierte en uno de los valores más seguros para los inversores. Y, lejos de esconderse, se publicitan con grandes letreros amarillos con reclamos en letras negras, además de llenar la ciudad con folletos igual de llamativos.
Este tipo de negocios, que pertenecen tanto a particulares como a grandes franquicias, se han convertido en una vía de escape para la gente que necesita dinero con urgencia y que no duda en vender las piezas que guardó durante décadas para salir del paso.
El auge de este tipo de tiendas, sin embargo, ha generado desconfianza entre el gremio de joyeros, que ven en esta nueva fórmula de negocio ciertas «inseguridades». Dichos establecimientos aseguran que todas las transacciones se hacen dentro de la legalidad y que la Policía Nacional lleva un control exhaustivo de todas las piezas adquiridas. Una vez a la semana, propietarios o dependientes trasladan a la comisaría un listado de las joyas para verificar si hay piezas robas y los agentes tienen un plazo de quince días para comprobar la legalidad del material, pasado ese tiempo las compraventas tienen vía libre para fundir el oro o venderlo a otras empresas que se encargan de hacer lingotes.
Para vender una joya, los clientes – que deben ser mayores de edad- tienen que presentar el DNI y firmar un contrato en el que constan los datos de la pieza y el precio que se percibe por su venta.
Los joyeros, por su parte, se muestran escépticos con el control policial. «Quince días es un plazo muy escaso para que un denunciante tenga tiempo de recuperar sus joyas y más si se producen robos en el hogar. Nosotros, en nuestros talleres, seguimos trabajando igual que siempre, pero rehuyendo de estos problemas. Si uno lleva toda la vida con un cliente de confianza y le trae una joya para reciclarla sabe que no hay ningún problema. En otro tipo de negocio, sin embrago, la procedencia de las piezas puede ser muy dudosa”.
INVERTIR EN ORO
Invertir en oro en estas circunstancias económicas también es una opción muy valorada, ya que proporciona liquidez y permite comprar y vender sin esperas ni penalizaciones y está exento de IVA.
En plena crisis financiera, con las Bolsas internacionales instaladas en una gran incertidumbre, son numerosos los inversores que se preguntan sobre una inversión alternativa para estos periodos de recesión económica. Una de estas posibilidades es todo un clásico: la inversión en oro, una interesante opción para quienes deseen obtener la máxima rentabilidad de sus ahorros, incluso a costa de recurrir a mercados que requieren de un conocimiento profundo. Pero conviene tener en cuenta que, aunque el oro es un valor refugio y proporciona seguridad, no aporta dividendos e implica costes adicionales por su mantenimiento y seguridad.
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Gracias a La Opinión Coruña y a Consumer.